La nutria resentida 1 /Coaching Social (Porción III):

Coaching Social: Ese desconocido que puede hacer tanto por ti  (Y por tu amigo, que está tan cabreado con su jefe, que no se permite disfrutar del trabajo, que le encanta).

Ya conocéis las reuniones que suelen hacer todos los animales en las fábulas, que si los habitantes de la selva, que si los de campo, o los de ciudad… ¡¡¡Pues son ciertas!!! Lo que pasa es que no hacen distingos entre ciudades o selvas, ni van todos siempre. Sólo los que ese día pueden y les apetece unas y unas risas (aunque a la hiena es a la única que se le nota, a todos los animales les encanta reír) quedan en un sitio cualquiera, el día que deciden y a la hora que les conviene. Y eso que para ellos es más fácil, dado que no tienen que contratar catering, ni ajustar agendas ni todas esas pamplinas que tanto excusan el que la especie humana se ponga de acuerdo en las cosas realmente importantes para ella, como la tontería de que millones de personas mueran de hambre al año, las guerras, etc. Yo, cuando era aún más niño, se lo discutía a mi madre (no lo de las personas, sino lo de los animales): Es imposible que se reúna un león y una gacela. El león se comería a la gacela. Y le recordaba la fábula que me había contado sobre el escorpión que pica a la rana cuando le está pasando el río:  ¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos«, y que el escorpión le dice: «no he tenido elección, es mi naturaleza«. Y sin embargo, es una idea errónea. Los animales si se reúnen con frecuencia. Y lo sé con absoluta certeza porque… Bueno, da igual, ya lo contaré otro día, que desde que no me medico, hay quien no termina de fiarse de lo que cuento.

A partir de ahora, podéis seguir leyendo esto como si fuera una fábula, metáfora, parábola, o cualquier otra palabra esdrújula que os guste sabiendo que, si elimináis mis licencias literarias (que es como llamo a mis errores), el resto es tan verdad como que mi hijo es el ser más increíble del mundo.

El caso es que aquel día se respiraba preocupación en el aire (que es donde se suelen respirar las cosas). El león estaba triste. Casi todos los animales se acercaban a él para darle ánimos e intentar ayudarle de alguna manera. Pero debajo de un árbol, apartada del resto, una nutria con cara de estar muy, muy enfadada, masticaba insultos (que no voy a reproducir aquí para no herir sensibilidades, pero que el más suave era «hijo de puta»). El oso hormiguero, que pasaba por allí buscando moscas de aperitivo, se volvió al oírla y sorprendido le dijo: Ya me habían llamado eso antes, y en alguna ocasión incluso sin merecérmelo. No era a ti, masculló la nutria. Pues aquí no hay nadie más, observó el oso hormiguero. De eso se trata, medio gritó la nutria, de que el nutrio al que van dirigidos los insultos no está aquí. ¿Nutrio? Preguntó el come hormigas (oficialmente, ya que éste prefiere las moscas), ¿Se dice así? ¡Yo sí! Sentenció la nutria. Ese … … … (sustituir los puntos suspensivos por los peores insultos que vuestra sensibilidad os permita) de nutrio me prometió que vendría y ya ves, o no ves, porque, cómo lo vas a ver si no ha venido el muy … … … ¡Siempre me hace lo mismo! Su acompañante plantígrado se preocupó por lo afectada que estaba la nutria. En estas reuniones zoológicas el ambiente solía ser de alegría y felicidad. Sin embargo la nutria estaba enfadada, hasta el punto de que no podía ni incorporarse a la reunión. Así que el oso hormiguero le comentó…

Y aquí acaba la primera parte de esta historia, porque me he enrollado mucho al principio y esto se está haciendo eterno.

Pero para que os entretengáis pensando un rato (si os apetece), os dejo una cuestión filosófica, práctica y social: ¿Qué le dirías a la nutria? ¿Cómo la ayudarías a salir del estado de cabreo total en que se encuentra? ¿Cuál sería tu estrategia? Si además os apetece compartirlo, os animo a que lo publiquéis en este blog.

Yo, el blog es mío, me voy a reservar mi opinión. Pero que conste, que me quedo con la misma curiosidad que el resto por saber qué va a hacer el osos hormiguero. Sólo espero que no hable de caca, que luego la gente se molesta.

Y para los que se acuerden de que este relato empezaba con la tristeza del león, que nada, que nadie se preocupe, que también lo trataremos. El desenlace en unos días.

Besos y besas a todas y todos.

Anuncio publicitario

4 comentarios sobre “La nutria resentida 1 /Coaching Social (Porción III):

  1. El oso hormiguero le diría a la nutria «no seas cenutria…»
    Tontería dicha me quedo en ascuas… Fernando no seas cruel, danos más pistas que me bloqueo.

    Me gusta

  2. ¿Para qué nos sirve estar enfadados? ¿Para qué nos sirve estar tristes?. Estos sentimientos tan malos habrá que aprender a gestionarlos…ayuda coach!!!!

    Me gusta

  3. ¿Por qué ayudar a salir del cabreo a la nutria? ¿Por qué no dejarla permitirse su enfado, desahogarse, digerirlo sola?

    Por fin me voy poniendo al día en artículos atrasado… ¡Un placer leerle, señor coach!

    Me gusta

  4. Creo que el León se comió al «nutrio» y por eso no llegó. A lo mejor el Oso hormiguero le está dando la noticia jajajaja. Para que pase del enojo a la tristeza y así fluyan las emociones!!!!!

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s